En los últimos meses, Europa ha experimentado una preocupante sequía que ha afectado a varias regiones, con importantes implicaciones para la vegetación en términos de estrés hídrico y un empeoramiento en el comportamiento del fuego, cuando nos referimos a incendios forestales. Con la idea de profundizar, mantenernos actualizados desde Vallfirest y comprender mejor esta situación, recurrimos a la entrevista hecha por nuestros compañeros de The Emergency Program con Brian Verhoeven, meteorólogo e investigador del Instituto de Seguridad Pública de los Países Bajos (NIPV), donde se pone luz sobre este tema.
En primer lugar, siguiendo la línea de muchos meteorólogos e investigadores, Verhoeven asegura que la sequía que afecta a Europa muestra un panorama preocupante. Las condiciones de ausencia notable de precipitación persisten y se intensifican más allá de un solo verano, desestacionalizando los incendios y generando estrés hídrico en la vegetación que se acumula año tras año.
Imágenes Sentinel 2 para el mismo sitio pero de tres años sucesivos, comparando los niveles de agua en el río Ter y pantano de Sau, en Cataluña.
Por otro lado, Brian hace hincapié en la importancia de la calidad, no solo la cantidad, de la lluvia. Es decir, hay una diferencia significativa entre el paso de una zona frontal, donde la precipitación se prolonga durante muchas horas con una intensidad relativamente baja, y la misma cantidad de precipitación que cae en un periodo muy corto de tiempo. En este segundo caso, la intensidad supera la capacidad de infiltración del suelo y gran parte de esa agua se transporta hacia los ríos, siendo de poca utilidad para la vegetación. Por lo tanto, debemos ir más allá de la cantidad de litros acumulados en una zona y observar cómo se distribuyen en el tiempo.
A su vez, entra en juego El Niño, un fenómeno caracterizado por el calentamiento inusual de la superficie del océano Pacífico en la región ecuatorial, pero que puede generar cambios en los patrones climáticos en todo el mundo. Aunque es cierto que los países sudamericanos sufrirán las consecuencias más severas, Europa no quedará exenta de ellas. Durante el evento de El Niño, el agua caliente en el Pacífico tropical libera calor a la atmósfera, lo que aumenta la temperatura global y puede tener consecuencias directas en el comportamiento del fuego. Además, el calor adicional y la falta de lluvias pueden aumentar la evaporación del agua en los suelos y la vegetación, reduciendo la humedad y aumentando la sequedad. Esto crea condiciones propicias para la rápida propagación de los incendios forestales, ya que la vegetación se vuelve más vulnerable ante cualquier ignición. También se observan cambios en los patrones de lluvia, con algunas regiones experimentando lluvias más intensas y frecuentes, mientras que otras enfrentan sequías prolongadas. Cabe destacar el rápido crecimiento del combustible fino con las lluvias intensas, que posteriormente puede convertirse en combustible seco y actuar como propagador inicial ante cualquier ignición.
Comparación de las dos situaciones contraste que se suelen dar en Europa. A partr de la anomalía en el ínidice de peligro FWI, se intuye el cambio drástico en las condiciones meteorológicas para cada región, llevando a esos sitios a un grado de peligro muy alto e incluso extremo. Fuente: Anomalía de FWI, GWIS.
Sin embargo, el meteorólogo holandés muestra precaución en cuanto a la influencia de El Niño en el comportamiento del fuego y afirma que debemos considerarlo como una condición más que contribuye a una tendencia al alza en la temperatura global. En definitiva, lo complejo del clima y sus impactos radica en la combinación de muchos factores y sus efectos deben evaluarse a lo largo del tiempo.
Anomalías promedio mensual a escala global y europea. En esta última, aunque en el norte, la temperatura fue 2.1°C más fría, en otros sitios se observó el mayo más cálido entre los registros del período considerado. Fuente: Surface air temperature for May 2023, Copernicus).
Indudablemente, tanto los meteorólogos como los científicos y los bomberos forestales coinciden en lo que hemos afirmado anteriormente: los cambios en el clima generan cambios en los ecosistemas y una de las formas en que se manifiestan, son los incendios forestales. Estamos ante un futuro incierto, pero con tendencia a condiciones más extremas, fuegos más intensos y más rápidos. Los bosques deben estar preparados y los bomberos bien equipados para enfrentar largas jornadas de trabajo tanto en extinción como en prevención.
El desafío al que se enfrentan los equipos de extinción es enorme, al igual que el que enfrentamos nosotros para ofrecer soluciones seguras y eficaces para cada uno de los involucrados. En Vallfirest, nos nutrimos de este flujo continuo de información y conocimiento para desarrollar soluciones disruptivas adaptadas a cada servicio de extinción.